El próximo 10 de diciembre, San Luis será testigo del tercer traspaso de gobierno entre Claudio Poggi y Alberto Rodríguez Saá, una transición que, según informa el portal Apuntes de San Luis, promete ser más incómoda que las anteriores.
En 2011, la ceremonia fue un evento fastuoso, pero con el tiempo, la relación entre ambos políticos se volvió tensa. En 2015, el traspaso se realizó a puertas cerradas, y Rodríguez Saá anunció que sería la última vez que se utilizarían la banda y el bastón de mando. En 2023, la situación parece intensificarse, con indicios de que el traspaso será aún más inusual.
Según la fuente, el vicegobernador Eduardo Mones Ruiz podría tomarle juramento a Poggi, ya que Rodríguez Saá no participaría y se retiraría por la “puerta del fondo”. El personal de Protocolo de Terrazas del Portezuelo enfrenta el desafío de coordinar un acto sin precedentes, ya que el cambio de mando implica un traspaso a un dirigente de la oposición después de 40 años de dominio político.
El artículo 154 de la Constitución Provincial no exige que el mandatario saliente tome juramento al entrante, aunque la tradición política ha establecido este protocolo durante décadas. La lista de invitados y la disposición de los protagonistas en las primeras filas también generan tensiones, ya que se busca dar participación a los nuevos gobernantes.
Un detalle que no pasó desapercibido en el ámbito político fue el cartel del Gobierno de San Luis que agradece y da la bienvenida a Poggi, marcando un curioso momento en la historia política de la provincia: “Gracias Alberto, Bienvenido Poggi”.
La foto que nadie sabe si se repetirá