El sábado a las 06:30, Ron se despertó en aquella misma base por un bombardeo muy fuerte. Y enseguida llamó a sus padres. “No me acuerdo exactamente las palabras”, trata de pensar Alex con fatiga -la llamada de Infobae llega pasada la una de la mañana del viernes a Israel, pero las noches para la familia Sherman ya no son para dormir-. “Dijo que se escuchaban muchas explosiones. Y cuando pasaron los minutos empezó a decir que también escuchaba tiros, muchos tiros, y al final empezó a escuchar también voces, gritos y órdenes en árabe y nos dijo: ‘Hay terroristas. Hamas está en la base’”.
Los padres de Ron no lo podían creer. Encendieron la televisión y no se decía nada aún. Pero lo notaban a su hijo cada vez más alarmado. “No entendíamos cómo puede ser que en una base así haya terroristas”.
El ataque perpetrado por Hamas el pasado sábado resultó en la trágica muerte de más de 1.300 personas en Israel, incluyendo a 247 soldados, una cifra que no se había visto en décadas en ese país.
Y de golpe, Ron dijo que no podía hablar más y cortó. Pero empezó a sonar el celular de sus padres de nuevo; esta vez llegaban mensajes de Whatsapp. Contaba lo que veía, lo que pasaba: “En los últimos momentos nos empezó a decir que ya escuchaba las voces al lado de la puerta. Ahí ya estaba en el refugio”.
Y allí mandó el mensaje de la pesadilla: “No puedo hablar más. Estoy listo. Es el fin. Los quiero mucho. Chau”.