El premier Benjamin Netanyahu ajusta un inédito plan militar que apunta a aniquilar a los extremistas en la Franja y atenuar la respuesta que podría ejecutar el grupo libanés cumpliendo órdenes directas de Irán.
(Enviado especial, desde Frontera Del Valle del Jordán, Israel) Cuando todavía se cuentan los muertos causados por el sorpresivo ataque terrorista protagonizado por Hamas, el premier israelí Benjamín Netanyahu define un desembarco militar clave en la Franja de Gaza que puede iniciar una Guerra Santa en Medio Oriente.
Netanyahu y los líderes de la oposición que se acoplaron al gobierno – los prestigiosos militares Benny Gantz y Gadi Eizenkot- asumen que Hezbollah replicará desde el sur del Líbano abriendo la posibilidad de un conflicto regional que Irán gatillaría con sus aliados fundamentalistas en Irak, Siria y Afganistán.
La invasión israelí a Gaza puede alentar una Yihad Islámica que sumaría bandas terroristas que operan en África, Medio Oriente y Asia financiadas por Teherán. Sólo necesitan que el régimen iraní de la orden, como en su momento sucedió con Osama Bin Laden tras derrotar al Ejército Rojo en Afganistán y avanzar sobre Occidente con Al Qaeda-
Netanyahu y su gabinete de gestión de la guerra también calculan una eventual revuelta en Cisjordania –West Bank- que formalmente está bajo el control de la Autoridad Palestina. Sin embargo, no es un secreto de estado que la mayoría de los palestinos en Cisjordania votarían a favor de los candidatos de Hamas, y por eso los comicios presidenciales se suspendieron sine die.
El gobierno israelí desplegó 300.000 soldados en la frontera que divide Israel de Gaza, fortaleció las defensas en la línea norte que separa el territorio israelí del Líbano y tiene una operación constante por mar y aire. Los asesores más cercanos a Netanyahu consideran que Egipto y Jordania se mantendrán neutrales, mientras que desconfían de las posiciones geopolíticas que exhiben Turquía, Rusia y China.