Comenzó el juicio a la conductora que manejaba alcoholizada y drogada: murió una policía y su madre quedó con graves secuelas

Redaccion
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Naira Mijal Ledezma está acusada de homicidio culposo y lesiones graves agravado por el consumo de alcohol y estupefacientes y por la velocidad. Durante la primera audiencia declararon policías y la madre de la sargento, que viajaba junto a ella el día del hecho.

“De un momento a otro no supe más nada”, ese es el recuerdo que tiene Teresa Benítez del día en que su vida y la de su familia cambió para siempre. Ese 7 de febrero de 2024 fue la última vez que vio a su hija, Cecilia Benítez. Habían acordado ir a la casa de la última en la ciudad de La Punta y tras encontrarse, emprendieron el viaje. Pero no llegaron a destino porque en la Autopista 25 de Mayo, a la altura del barrio La Aguadita, un Toyota Etios conducido por Naira Mijal Ledezma se cruzó en el camino.

La sargento de la Policía murió tres días después en el Hospital Central “Ramón Carrillo”, mientras que su mamá aún padece las secuelas del violento accidente, que hoy llegó a juicio con la joven de 24 años acusada de homicidio y lesiones.

Durante la primera audiencia, declararon ante la jueza Adriana Lucero Alfonso cuatro testigos. Tres policías que tuvieron diferentes actuaciones y Teresa. La fiscal de Juicio, Virginia Palacios expuso su teoría del hecho, lo mismo hizo la querella a cargo de Oscar Papaño y también la defensa, en manos de Iván Coria y Javier Rezzano.

“No tengo a mi hija y no la pude despedir”

Los momentos más dolorosos de la jornada estuvieron al final, mientras dio su testimonio Teresa. En muletas, que la acompañarán por el resto de su vida, ingresó a la sala de debate para revivir una pérdida para la que una madre nunca está preparada. Con la tristeza, con la que convive en gran parte de sus días, la mujer comenzó a relatar lo que sucedió ese miércoles.

Había quedado en ir a la casa de su hija en La Punta. Cecilia había salido de trabajar y se encontraron. Emprendieron el trayecto por la Autopista de 25 de Mayo mientras conversaban de distintos temas. Entre ellos, Cecilia le contó que iba a estudiar para ser secretaria judicial. Orgullosa de su hija, le transmitió su alegría.

“De un momento para otro no supe más nada”, sintetizó Teresa sobre el accidente. Cuando tuvo conciencia nuevamente estaba enyesada y con múltiples heridas. Desde ese momento comenzó un camino para recuperarse. Estuvo internada un mes y medio, y otros meses en cama sin poder movilizarse. Su familia fue el sostén para cambiarla, bañarla, cuidarla y hasta darle de comer.

Sin embargo, el dolor físico fue poco en comparación al emocional. Pasaban los días y ella preguntaba a todos por su hija, pedía que la llevaran a su habitación para verla. Y todos tenían que inventar excusas para postergar la verdad de lo que había ocurrido. “Se pusieron una coraza para estar conmigo bien”, graficó la mujer.

10 días después del siniestro, un psicólogo se sentó a conversar con ella. Minutos después ingresaron a la sala sus hijos y fue cuando recibió la peor noticia: “Me dijeron que mi hija no estaba más. No la tenía más”. Teresa se quebró al rememorar eso, y muchos de los que estaban en el juicio quebraron en llanto.

¿Cómo puede ser que una persona circule en ese estado en una ruta? O ¿por qué nadie le quitó las llaves?, son algunas de las miles de preguntas que la mujer se hace desde entonces. Pero nunca encuentra una respuesta que le lleve alivio. Solo tiene una certeza y es que le falta algo “todos los días” de su vida.

“Hubo una conducta negligente e imprudente”

En sus alegatos de apertura, Palacios describió su teoría del caso. Relató que el día del siniestro, alrededor de las 14:30, Ledezma conducía un Toyota Etios por la Autopista 25 de Mayo, en el sentido de la ciudad de La Punta a San Luis. En el lado apuesto lo hacía Cecilia y Teresa en un Volkswagen Voyage. A la altura del barrio privado La Aguadita la imputada “de manera abrupta, intempestiva y sorpresiva traspasó el cantero central e impactó al rodado en el que se trasladaban las víctimas”.

“Nos sitúa con una conductora negligente e imprudente, que actuó con una imprudencia por demás agravada, con la ingesta de estupefacientes, con la ingesta de bebidas alcohólicas y con un exceso de velocidad que truncó la vida de Cecilia Benítez y también la integridad física de Teresa Benítez”, sostuvo la fiscal.

Tuvo en cuenta que el 10 de febrero, la sargento ingresó a terapia intensiva y perdió la vida. Presentaba fracturas de costillas, se le había extirpado el vaso y también perforado el intestino.

“Vamos a probar acabadamente que la causa de la muerte de Cecilia, tal y como surge de la necropsia, fue derivada del politraumatismo ocasionado por el accidente”, afirmó.

Palacios mantuvo la calificación legal desde la etapa de instrucción, esto es, homicidio culposo en accidente de tránsito agravado por encontrarse en la persona de la acusada un nivel de alcoholemia superior a 500 miligramos por litro de sangre, por encontrarse bajo el efecto de estupefacientes y por el exceso de velocidad. Este delito está en concurso con el de lesiones graves en accidentes de tránsito agravadas por las firmas circunstancias.

“Es indudable que Ledezma no cumplió con el deber de cuidado”

“Sabemos que los accidentes pueden atribuirse a una infraestructura vial, a las condiciones de vehículos o a los conductores. En este caso en particular es totalmente atribuible al conductor”, expuso el abogado querellante en el inicio de su intervención.

Papaño manifestó que “la acción y el resultado están conectados causalmente, es así que Naira Mijal Ledezma crea riesgos irreprochables e infringe deberes de cuidado”.

Abogado querellante, Oscar Papaño.

“Es indudable que no cumple con el deber del cuidado y genera riesgos que desembocan en tipos penales graves. A primera vista no encontramos justificaciones para esta conducta. Tenía capacidad plena para comprender el accionar de sus actos y capacidad plena para suspender la ejecución, en este caso la conducción del vehículo cuando no estaba en condiciones”, insistió.

Asimismo, adelantó que pedirá la pena de seis años de cárcel y 10 de inhabilitación especial para conducir.

La propuesta de “probation” y la teoría de la defensa

Coria solicitó la suspensión de juicio a prueba, conocido comúnmente como “probation”. La Fiscalía consideró que no debía tratarse puesto a que debía ser presentado hasta la etapa intermedia de la causa. Además, dijo que sólo debe aplicarse en casos con pena inferior a los tres años, mientras que para Ledezma el pronóstico por los delitos puede ser mayor. Por eso, no prestó consentimiento y tras un cuarto intermedio, Lucero Alfonso se pronunció en concordancia.

En su alegato, el abogado manifestó la existencia de “un hecho objetivo con una serie de resultados”. “Estamos en la etapa procesal oportuna para debatir y demostrar cual fue la participación o no de nuestra defendida. En esta parte vamos a demostrar respecto de los agravantes, que no es tal como ha sido presentado el caso, tanto por el representante del Ministerio Público Fiscal, como también por la parte de la querella”, agregó.

Abogado defensor, Iván Coria.

Por otro lado, se opuso a la pena solicitada por la querella bajo el argumento de que en la audiencia de control de acusación había sido la misma que la Fiscalía: cuatro años y seis meses de prisión y seis años de inhabilitación especial para conducir.

“Ledezma tenía aliento etílico”

Tras la apertura de la etapa probatoria, Palacios llamó a declarar a la oficial inspector Patricia Muñoz. La policía se encontraba de guardia el día del hecho en la Comisaría 28°, de La Punta. Alrededor de las 10:40 recibieron un comunicado del 911 sobre un accidente en el kilómetro 6,5 a la altura del barrio La Aguadita.

Cuando arribó al lugar se encontró con los dos rodados protagonistas. Ya estaban en inmediaciones vecinos de la zona, otros conductores y efectivos de civil. Pudo reconstruir que el Toyota se había cruzado de carril e impactó con el Volkswagen.

Muñoz afirmó que la imputada “tenía aliento etílico” y lo advirtió cuando se acercó a hablar con ella. Ledezma había sido despedida del vehículo, se encontraba sobre la carpeta asfáltica y presentaba un corte en la cabeza. Sumó a eso que dentro de su auto había una botella de vino blanco abierta y vacía, mientras que a los costados envases de cerveza rotos.

La oficial inspector también pudo dialogar con Cecilia. Su colega había sido rescatada del coche por un vecino. “Estaba muy lesionada. Se quejaba mucho del dolor de estómago”, precisó.

El juicio comenzó este jueves.

Por otro lado, fue consultada sobre la entrevista con un testigo del hecho, de apellido Landa, que no podrá ser convocado al juicio porque falleció. El hombre le contó que por la misma autopista, en la rotonda de ingreso al estadio Juan Gilberto Funes, vio detrás suyo a un vehículo que zigzagueaba. Por temor, se tiró a la banquina y lo dejó pasar. Instantes después vio cómo se cruzó de carril y chocó.

El segundo en testificar fue el sargento que se desempeña en la Policía Científica, Hugo Yacoboski. Fue el encargado de realizar la planimetría del accidente. Explicó que acudió al lugar cuando ya no estaban los ocupantes.

Sobre su trabajo, hizo alusión al informe donde plasmó las marcas que había dejado el Toyota Etios. Desde la primera hasta el lugar del impacto había 36 metros de distancia.

El policía estimó que la velocidad pudo influir y ser el desencadenante del accidente al igual que la inexperiencia del conductor ante la curva por la que estaba atravesando.

Finalmente, declaró la oficial principal de la Policía Científica, María Cuello, quien realizó las vistas fotográficas del accidente. De la exhibición surgieron los daños en ambos vehículos, las marcas en la carpeta asfáltica y las botellas de alcohol: una dentro del auto de Ledezma y dos de cerveza rotas fuera.

El debate oral pasó a un cuarto intermedio hasta el viernes. Si bien estaba programado que culmine ese día, por la cantidad de testigos se extenderá y las partes adelantaron que pedirán la habilitación de la feria judicial para continuar.

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