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Villa Mercedes: A un año de ser entregadas, las viviendas del barrio Unión están rotas, con techos partidos y sin tanques de agua

La obra presentó desperfectos desde el minuto cero. Fue entregada por el presidente Alberto Fernández y el gobernador Alberto Rodríguez Saá, pero todavía no estaba terminada. Fue hace año, en el día del aniversario de la ciudad.

by Prensa
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Las familias del barrio Unión conviven desde el minuto cero con problemas estructurales. Las tormentas que pasaron a lo largo del año fueron deteriorando las casas. Muchas de ellas están destruidas y parece mentira que este viernes 1º de diciembre van a cumplir un año. La tormenta del 21 de octubre hizo desastres: dejó a las familias sin agua (porque los tanques se cayeron) y con techos partidos.

En medio de la desesperación con la que viven, los vecinos redactaron una carta al gobernador Alberto Rodríguez Saá, la llevaron a Terrazas del Portezuelo, esperaron por varias horas y ningún funcionario los atendió.

“No hay una vivienda que no tenga desperfectos desde que se entregaron. Las estamos acomodando como podemos, levantando los tapiales que se cayeron en el temporal. Muchos están tratando de ver cómo aseguran los techos para que no se vuelen o no se lluevan más”, contó Luis,

La edificación tiene tantos vicios que otro viento fuerte se las llevaría como “cajas de cartón”.

Cuando empezaron las primeras lluvias aparecieron las dificultades. Las chapas de los techos se movieron y comenzaron las filtraciones. El piso de los baños no está nivelado y el agua pasa directo para el comedor. Casi todos se encontraron con que las puertas, ventanas y pisos estaban mal puestos (con cerámicas partidas), y además con las cloacas “tapadas con cemento”. Otros las recibieron sin grifería y con problemas eléctricos, inclusive las canillas “daban descargas”.

Los adjudicatarios del complejo de 300 casas fueron citados el 1º de diciembre del 2022 bajo un sol tremendo. Era el cumpleaños de la ciudad y llegaba el presidente Alberto Fernández para entregar una obra que estaba sin terminar, pero nadie lo sabía. Por eso los beneficiados solo fueron para la foto política. Recibieron las llaves y pudieron cambiarse unas semanas después.

La felicidad podía más que cualquier otra cosa en aquella jornada que tenía muchos condimentos para que sea inolvidable. Les dijeron que al nuevo hogar “le faltaba algunos detalles”. Lo que no imaginaron es que se venían más problemas que felicidades.

Las viviendas pertenecen al plan nacional “Casa propia” cuya gestión de construcción fue llevada adelante por el ministerio de Obras Públicas e Infraestructura, que está a cargo de Alberto Rodríguez Saá (h), y el trámite de adjudicación se hizo a través de la secretaría de Viviendas, que conduce Juan Pablo Suárez. La inversión ascendió a los $1990 millones y las contratistas fueron UTE Jorma S.A, Flama S.R.L y Wilcam S.R.L.

El jefe del Programa Arquitectura, Lucas Caymes habló muchas veces de la obra, y de los beneficios de construirlas con materiales que permitirían “aprovechar tanto la luz natural como la temperatura exterior”. Prometió que el complejo iba a tener obras anexas, no solo con calles pavimentadas y alumbrado público, sino también señal de wifi y cámaras de seguridad.

El ex ministro de Educación, Andrés Dermechkoff es el abogado de la empresa Flama S.R.L, que tiene como tiene como socio gerente a Mario Correa.

En la visita que hizo El Chorrillero en el inicio de esta semana sintió en primera persona los padecimientos de gente trabajadora y humilde. Una particularidad: ahí viven muchas personas con diferentes discapacidades, y en lugar de facilitarles la vida se la complicaron.

Carolina Chirino es mamá de un nene con retraso madurativo motriz, que habita en la manzana 6976. El tanque de agua (que como en todos lados están colocados sobre estructuras de block pegados y apoyados sobre el piso) se vino abajo y todavía no se lo reponen. Le volvieron a construir la pared (ahora con hierro) y le hicieron la instalación directa del agua a la casa, pero solo fría.

Usa un calefón eléctrico porque necesita higienizar constantemente a su hijo de 8 años que no camina y está en sillas de ruedas. “No nos queda otra más que esperar. Desde que pasó la tormenta que nos dicen ‘mañana o pasado’. No sé si entienden que necesito el agua caliente para bañar a mi hijo”, aseguró.

En la mañana 6978 habita un matrimonio de personas sordas con dos hijos menores de edad. Con cada lluvia se les inunda todo, los electrodomésticos, la ropa, los colchones. Adentro se puede ver cómo el viento terminó por mover los tirantes y quebró las paredes, en el comedor y en las habitaciones. El sistema eléctrico siempre presentó inconvenientes. El gran problema es que se quema la resistencia del termotanque que es solar y eléctrico. Con la ayuda de un electricista le encontraron la solución.

Daiana vive en la manzana 6994 y todavía tiene la estructura del tanque doblado. Una chapa que voló chocó contra la estructura y así quedó todo. El mayor peligro es que el reservorio de agua se caiga arriba del techo, como ya le pasó a otro vecino. “Cuando corre viento eso se mueve”, dijo. También contó que como “saltaba la térmica” decidieron desconectar la resistencia.

“A la semana que las entregaron nos vinimos porque alquilábamos y no podíamos pagar otro mes. Los problemas no son solo por las tormentas, porque cuando me mudé salía agua de la pared de la mesada, vino el plomero, dejó un agujero para que después venga el albañil a taparlo y ahí quedó, jamás vino nadie. Nos faltaba la grifería, la llave de la puerta nunca me la dieron y tuve que cambiar cerradura”, relató.

A Elisa Villegas se le prendió fuego su casa ubicada en la manzana 6992 en la madrugada del lunes 1º de octubre cuando ningún integrante de la familia estaba. El fuego arrasó con todos los bienes. Horas más tarde la vivienda se volvió a incendiar. La mujer relató luego que los bomberos comprobaron que “estaba mal la instalación eléctrica”. Como no se puede habitar y porque nunca las autoridades se ocuparon, la vivienda está prácticamente en ruinas.

Recorrer el barrio es encontrarse con la angustia de los que viven bajo un techo que hace rato dejó de ser seguro. Les publicitaron casas ecológicas con termotanques que nunca funcionaron y que hoy tienen que desconectar para estar más tranquilos. Todo es eléctrico y por eso las facturas de la luz superan los $20 mil. La mayoría cocina con la garrafa (para economizar), cuyo precio también se fue por las nubes. Y en invierno calientan ollas para bañarse. También aprendieron a “apagar todo” y reducir el consumo.

En el barrio no hay gas natural.

Los primeros días de julio cortaron la Ruta Provincial 2B, frente al complejo La Ribera, y reclamaron porque no tenían agua. Por varios días resistieron las bajas temperaturas y lograron que la Municipalidad se hiciera cargo. Transmitieron en ese momento la mala calidad del agua potable. “Cuando llevamos los niños al hospital, los médicos nos dicen que no les demos el agua de la canilla, que compremos botellas”, transmitió una mamá en ese momento.

Llegó un año y el horizonte es cada vez más oscuro y feo. 300 familias son las que están pagando las consecuencias de lo que hizo “a medias” y mal.

Lo más grave es que alrededor están los cimientos de otras 300 casas iguales que el Gobierno que se va quiere construir.

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