Fue parte de lo que declaró la joven de 17 años sobre los ultrajes que sufrió cuando era una nena. La semana pasada denunció al ex de su madre, quien además es su vecino en el barrio El Pimpollo.
Mientras la familia de la adolescente del barrio El Pimpollo de Villa Mercedes, que hace unos días denunció que fue abusada varias veces por su ex padrastro y actual vecino, esperan un movimiento de parte de la Justicia para proteger a la chica del hombre, salieron a la luz algunos detalles de los reiterados ultrajes.
Todo forma parte de lo que la chica, ahora de 17 años, relató en los Tribunales cuando se acercó con su madre y su tía a denunciar al hombre.
Sus recuerdos son difusos y poco precisos respecto a qué edad tenía ella cuando sufrió las agresiones sexuales, pero todas sucedieron cuando apenas era una niña. Dijo que la violó cuatro veces, la manoseó otras más y recuerda patente que la ultrajó cuando su madre estaba en trabajo de parto, en el hospital, a punto de dar a luz a su hermanita e hija del presunto abusador.
La chica calló al respecto toda su vida. Les aseguró a su familia y a los especialistas de Cámara Gesell que nunca le reveló a nadie, ni siquiera a una amiga, los vejámenes. Pero la semana pasada, vio pasar a su ex padrastro por la calle de su barrio, cerca de una plaza y no lo soportó más. Los sucios recuerdos, que la atormentaron cuando era una niña, reflotaron. Entonces corrió hasta su casa, decidida a confesarle a su madre que el ex, quien vive a solo cinco cuadras de su domicilio, la abusó sexualmente durante los años que convivieron bajo el mismo techo.
La joven sostuvo que los ultrajes sucedieron cuando tenía entre 10 y 11 años, pero una tía estimó que fueron mucho antes, cuando tenía unos ocho. Piensa eso porque la adolescente fue muy clara cuando precisó que fue abusada cuando su madre estaba a punto de parir a su hermana, que ahora tiene nueve años. Señaló que el denunciado, aprovechó que su pareja estaba en el centro asistencial y había quedado a solas con su hijastra en su casa, para atacarla sexualmente otra vez.
El hombre y la madre de la presunta víctima convivieron casi cuatro años, en el domicilio de calle Ecuador, donde todavía reside la familia, indicó la pariente.
La adolescente dijo que el hombre siempre lo hacía cuando quedaban a solas. Que hasta se las ingeniaba para que así fuera. Aprovechaba cuando la madre de la chica salía, a sacar un turno, por ejemplo, y hasta solía mandar a comprar al hermano más chico de la joven, que ahora tiene 15 años, para quedar solo con ella. La mayoría de los abusos fueron en su casa y uno en lo de sus abuelos.
Apenas oyó eso, de boca de su propia hija, la madre de la supuesta damnificada se agarró la cabeza. “Siente mucha culpa, no entiende cómo no se dio cuenta antes”, comentó la hermana de la mujer, quien trata de consolar a la mamá de su sobrina porque, en verdad, “nadie notó nada raro” todo ese tiempo.
Mientras esperan la audiencia de Cámara Gesell, que la Justicia fijó para el 5 de agosto, para elaborar un informe psicológico y psiquiátrico de la menor de edad, la madre no deja de expresar su dolor y cólera a través de las redes sociales y aferrándose a algún tipo de justicia, la que sea, la del hombre o la de Dios.
“Juré que nadie tocaría a mis hijos porque por ellos mato y muero. Estoy fallando, pero lo voy a lograr. También creo en la justicia divina (…) Arruinó la vida de mi hija este HDP. No encuentro respuestas, solo me queda lidiar todo esto con mi hija y que la justicia se encargue. De lo contrario la que va a hacer justicia soy yo. Yo mato y muero por mis hijos», escribió con la sangre todavía caliente la mujer.
