Para Romina Schvalb, una cordobesa que vive en Israel desde 1989, este jueves 2 de noviembre no es un cumpleaños más. Desde el 7 de octubre tiene a su hermana, sus sobrinas y su cuñado secuestrados por los terroristas de Hamas. A medida que pasan los días la incertidumbre aumenta, pero ella no pierde las esperanzas. “A lo mejor hoy salen. Ese sería mi mejor regalo”.
Su familia fue tomada como rehén en una de las incursiones de los terroristas en el kibutz Nir Oz. Hace casi un mes se siente como “en una película de terror que no termina”. No tiene noticias ni tampoco pruebas de vida. Le preocupa su hermana Karina, quien recientemente se recuperó de un cáncer y necesita continuar el tratamiento con medicación. También su cuñado, que es diabético y debe controlar sus niveles de azúcar. “Quiero creer que los están cuidando, que están bien. Es lo que me da fuerzas para seguir”, afirma.
Romina es maestra de jardín en el kibutz. Dos de sus alumnas de tres años también fueron secuestradas con sus padres. “Además tengo amigos que ya no están, que los mataron. Gente del kibutz muy amorosa. Perdí a una amiga y a su bebé. Yo le hice el último cumpleaños en el jardín”, relata entre lágrimas.
Como casi todos en Israel hoy, Romina tiene entierros de conocidos a diario. Pero el momento que atraviesa la afecta muchísimo y no puede asistir a ninguno: “Me es muy difícil. Sé que tengo que ir, pero no tengo la fuerza para levantarme”.
Karina con sus hijas. La mayor perdió a una amiga en los ataques terroristas de Hamas.
Una de sus hijas adolescentes perdió a una amiga y se encuentra bajo tratamiento psicológico. “La está pasando muy mal”, cuenta. Su papá también atraviesa momentos duros desde el fatídico 7 de octubre. “Está destruido, como todos. Sufre una depresión muy fuerte y está con medicación psiquiátrica.