Pasaron poco más de tres meses de la primera práctica de Lionel Messi en el Inter Miami, pero fue tan frenético y abrumador todo lo que sucedió tras su desembarco en Estados Unidos que pareció una vida. El balance preliminar de sus primeros pasos, teniendo en cuenta que se sumó a un equipo que estaba último en su Conferencia en la MLS, y que acumulaba 11 partidos sin triunfos, resultó más que positivo. Y pudo ser aún mejor si no se interponía la lesión en el isquiotibial derecho que lo sacó de la cancha en instancias decisivas. Pero fue el propio astro el que pusos sus días en la balanza.
“Estoy orgulloso de todo lo que el equipo logró esta temporada. Con el trabajo y el esfuerzo de todos, fuimos capaces de ganar la Leagues Cup consiguiendo el primer título en la historia del Inter Miami CF, llegamos a la final de la Lamar Hunt U.S. Open Cup y estuvimos incluso peleando por meternos en los Playoffs de la MLS prácticamente hasta el último momento”, comenzó en un posteo en su cuenta de Instagram.
“Nos quedamos con todo lo bueno y sobre todo con las ganas de mejorar para ser aún más competitivos el próximo año. Me gustaría agradecer a toda la gente del club y de la ciudad de Miami por el apoyo que nos dan siempre. Estoy seguro que seguiremos viviendo juntos momentos increíbles como ya ocurrió en estos últimos meses. ¡Un abrazo para todos!”, concluyó el fantasista, de 36 años.
Más allá de los resultados y de su impacto en la competencia, elevando a números insospechados los precios de las entradas en los escenarios en los que se presentó y poniendo al certamen ante los reflectores del mundo, está el costado humano. Así como la mudanza de Barcelona a París fue tortuosa por lo inesperada y lo desafiante del ecosistema, en Miami vio la alfombra roja extendida, y no sólo como una cuestión.