La figura del expresidente uruguayo fue respetada incluso entre quienes no compartían su visión política, por la coherencia de su vida y su testimonio en términos de acuerdos de conciliación
El ex mandatario de Uruguay tuvo una larga batalla contra el cáncer y finalmente falleció este martes. Su figura, entre la rebeldía revolucionaria y la moderación institucional, quedará como una de las más emblemáticas del siglo XXI en América Latina.
Este martes 13 de mayo falleció el ex presidente de Uruguay José «Pepe» Mujica a los 89 años luego de una larga batalla contra un cáncer de esófago que luego se extendió al hígado.
Su fallecimiento, anunciado tras varios meses de lucha contra un tumor en el esófago que se conoció en abril de 2024, provocó múltiples reacciones en América Latina. Entre ellas, destaca especialmente la resonancia de sus mensajes dirigidos a Colombia, país al que acompañó de forma activa y reflexiva en distintos momentos clave de sus procesos de paz.
Desde sus años como mandatario (2010-2015) y aun después de abandonar el cargo, Mujica fue una voz constante en el escenario internacional en favor de las salidas negociadas a los conflictos armados. Su mirada sobre el caso colombiano estuvo atravesada por su experiencia personal como integrante de un grupo guerrero que operó en Uruguay en las décadas de 1960 y 1970. Esta historia le permitió, según sus propias palabras, “comprender los dilemas éticos y políticos que enfrentan los actores del conflicto”.
Uno de los hitos más significativos de su participación en los procesos de paz en Colombia tuvo lugar en 2016, cuando asistió como invitado internacional a la firma del acuerdo entre el Estado colombiano y las Farc-EP, realizada en Cartagena. En ese lugar, expresó: “el perdón no es olvidar, es superar”, enfatizando que la memoria de las víctimas debía estar presente en la reconstrucción del país, pero sin que ello impidiera avanzar hacia una nueva etapa de convivencia nacional.
La vida de Pepe Mujica
Vivió en la clandestinidad desde 1969 y participó en la histórica fuga de 111 presos políticos en 1971. Fue detenido durante la dictadura y permaneció encarcelado hasta el regreso de la democracia. Pasó 14 años preso, muchos de ellos en aislamiento total, experiencia que marcó su vida y su mirada política.
En 1995 se convirtió en el primer tupamaro en llegar al Congreso uruguayo. Diez años más tarde, fue designado ministro de Ganadería en el gobierno de Tabaré Vázquez, y luego ganó la presidencia en 2009, derrotando a Luis Lacalle Pou.
Durante su mandato, Pepe Mujica vivió en su chacra del Rincón del Cerro, rechazó mudarse a la residencia presidencial y donaba la mayor parte de su salario. Fue llamado “el presidente más pobre del mundo” por medios internacionales y se transformó en un referente global del anticonsumo, la austeridad y la coherencia ideológica.
Su gobierno se destacó por la regulación del mercado de marihuana, el matrimonio igualitario, el acogimiento a refugiados sirios y su discurso de “sentido común progresista” que le valió respeto incluso entre adversarios.
En 2020 renunció al Senado y se retiró de la política activa. «En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio. El odio nos destruye», dijo entonces.