Solo el Colegio de Abogados puede suspender su matrícula. Además, como cualquier otro recluso, tiene derecho a estudiar y trabajar. Si aún tiene clientes y juicios pendientes por ellos podrá llevar adelante esas causas desde el penal.
Emmanuel Correa Otazú, el reconocido abogado de Villa Mercedes, que ya contabiliza cinco días en el Servicio Penitenciario de San Luis, procesado por vender drogas en su casa y estudio jurídico, pidió permiso para ejercer su profesión desde la cárcel. Legalmente, está habilitado porque el Colegio de Abogados no ha tomado ninguna decisión respecto a su matrícula desde que estalló el escándalo, el 29 de agosto pasado, justamente el Día del Abogado, cuando le allanaron el domicilio, lo detuvieron, al tiempo que caían sus dos presuntos socios: Emmanuel Julio Andino y Laura Susana Fonseca, la supuesta «mula» que acababa de arribar a la ciudad con un kilo de cocaína.
«Ha presentado una nota a la dirección (del Servicio Penitenciario) y le han contestado que no va a tener más privilegios que los otros reclusos», le reveló una fuente a Todo Un País. El mismo informante aclaró que si le otorgan ese permiso a él «se lo tienen que dar a varios profesionales que están ahí presos».
En teoría, el letrado procesado por comercialización de estupefacientes no está impedido de ejercer la abogacía. Además, como el resto de los internos, «tiene derecho de estudio y de trabajar», señaló la fuente.
Este martes se cumplen 18 días de su arresto y cinco de su procesamiento, pero la inhabilitación de su profesión no depende de la Justicia, sino del Colegio de Abogados. «Está habilitado porque el tema de su matrícula lo maneja ese Colegio, que parece que no se mete en estas cuestiones», comentó.
Mientras un cliente lo designe o lo mantenga como su defensor, en causas ya iniciadas, el letrado de 42 años podrá ejercer el derecho desde el penal. «Si todavía tiene clientes y juicios podrá llevarlos desde allá (la cárcel). Tiene permitido el uso de la biblioteca y no sé si hasta de dispositivos electrónicos, como computadoras», detalló.
La misma fuente profundizó en una particularidad sobre el manejo de su propia defensa que Correa Otazú ha tenido en estas turbulentas semanas. Se trata de algo sobre lo que este medio ya había anticipado bastante: que designó como representantes a varios colegas, de cuya idea desistía a las pocas horas.
El viernes que lo arrestaron y lo trasladaron a la sede del Juzgado Federal para informarle el delito por el que estaba esposado, Correa Otazú decidió representarse a sí mismo. Algo que muchos pares, por lo general, no aconsejan. Pudo hacerlo porque, además, cuenta con el permiso para litigar en causas del fuero federal.
En su verborrágica declaración, negó rotundamente dedicarse a la venta de estupefacientes, así como a cualquier tipo de comercio. Dijo que a Andino lo conoce en calidad de cliente, porque él es su abogado. En la casa de ese otro procesado los policías de Lucha Contra el Narcotráfico hallaron, entre otros elementos vinculados al narcomenudeo, medio kilo de cocaína compactada. Respecto a Fonseca, de 20 años, afirmó que ni siquiera la conocía.
Al día siguiente, el hijo de la reconocida locutora Edith «Titi» Otazú se comunicó con Gustavo Otegui, quien trabaja en conjunto con Juan Manuel Dómeni. Durante ese fin de semana le aseguró que ellos serían sus abogados. Es decir, abandonó la idea de representarse a sí mismo.
Pero el lunes siguiente, a la mañana, cambió de parecer. Le dijo al expresidente del Colegio de Abogados de Villa Mercedes y a su joven colega que no requeriría de sus servicios. A las pocas horas, contrató a otra pareja de letrados, a Vicente Cuesta y Florencia Court.
Ellos también duraron lo que una bocanada. En el par de días que lo representó, Cuesta solo alcanzó a decir que la cocaína que encontraron en lo de su cliente era claramente para consumo personal, porque no rozaba ni los 18 gramos.
Algo debió pasar porque, como había sucedido antes, Correa Otazú cambió de idea otra vez y decidió constituir como sus defensores de nuevo a Otegui y Dómeni.
Como si todo eso fuera poco, en un momento, Valeria Gisela Dippolito, la abogada que, en un principio, se anunció como representante de Fonseca también pretendió y estuvo al borde de defender a su colega ahora procesado. «O sea que si lo contamos a él (a Correa Otazú) llegó a tener seis abogados y, si tenemos en cuenta que volvió a designar a Otegui y Dómeni, tuvo ocho», comentó el informante.
Todo Un País habló con el expresidente del Colegio de Abogados de Villa Mercedes. Pero Otegui fue cauto y aclaró que, por ahora, no harán declaraciones. Primero porque su cliente es padre de una criatura de diez años y, segundo, porque están a la espera de que los hermanos de su asistido, que viven en el extranjero, regresen al país.