Por la golpiza que recibió en Navidad de 2023 el joven murió. En los pasillos se vivieron momentos de tensión entre las familias.
Tras ocho jornadas de debate, decenas de testigos y pruebas aportadas, la Justicia llegó a la sentencia contra los nueve imputados por la golpiza mortal contra Alexis Zabala: prisión para seis acusados y la absolución para los otros tres.
Fueron condenados a seis años de prisión efectiva Brayan Aitor Funes, Alexander Velázquez, Rodrigo Garro, Rodrigo Martín Funes, Michell Brandon Pizarro y Nicolás Marín por el delito de homicidio en riña o agresión.
Mientras, los liberados por el beneficio de la duda fueron Tania Ávila, Jorge Garro y Lautaro Velázquez.
El Tribunal que lo resolvió fue presidido por Ariel Parrillis y estuvo integrado por los vocales Eugenia Zabala Chacur y Hugo Saá Petrino.
La resolución estuvo lejos de lo pedido por la Fiscalía. El fiscal de Juicio, Fernando Rodríguez, asistido por el fiscal de Instrucción N° 1, Francisco Assat Alí, y el fiscal adjunto, Juan Pablo Díaz Estopiñán solicitó 12 años de cárcel para cuatro de ellos y perpetua para el resto.
Algo similar sucedió con la querella representada por el abogado, Santiago Calderón Salomón: pidió perpetua, pero para todos.
Del lado contrario, las defensas requirieron las absoluciones o penas más leves como homicidio simple u homicidio en riña, tal como ocurrió.
Toda la audiencia de alegatos fue seguida atentamente por las familias. Una fracción de ambas partes la presenció dentro de la Sala Oral N° 1, mientras que otra lo hizo en las afuera, a través de una transmisión en vivo.
Si bien en ningún momento hubo agresiones, tras la finalización se registró un fuerte cruce. Insultos y descalificaciones. Claudia Lastra, madre de Alexis fue una de las protagonistas.
Es que hubo disconformidad por la condena. Calderón Salomón, por ejemplo, sostuvo que “hay un dolor muy grande” por el resultado y que se trata de una “revictimización de Alexis Zabala”.
“Ellos (la familia) apostaron a que haya justicia. Quedó acreditado que hubo 12 lesiones desde la cabeza a los tobillos. Lamentablemente se planteó una riña. Es un fallo totalmente contrario a otros más atinados como el de (Fernando) Báez Sosa. Es un dolor inmenso”, aseveró en la salida de la audiencia.
“Para los imputados es una victoria, en tres años podrán salir como si nada y regresar a la normalidad, mientras que la familia está destruida”, dijo.
Un “ataque salvaje y cobarde”
En el alegato, Assat Alí enumeró las pruebas aportadas y los testimonios. Aseguró que en el ataque ocurrido en la madrugada del 25 de diciembre de 2023 en el barrio 100 Viviendas de la capital, se configuró una de las “expresiones más brutales y cobardes de la violencia que ha visto esta provincia”.
“No fue un simple altercado: lo que le sucedió a Alexis Zabala fue un ataque grupal, salvaje y cobarde en manos de los nueve acusados”, dijo.
Para la acusación, todo se desencadenó a partir del conflicto entre Tomás Pader (ya fallecido) y Rodrigo Martín Funes. «Fue esa agresión inicial la que llamó la atención de los hermanos Zabala y Lastra, quienes se acercaron a ver qué sucedía. Y es en ese momento en que se desató esta barbarie. Lo que siguió fue una embestida planificada y ejecutada con una precisión salvaje. Fue una estrategia de aniquilación donde lo que primero hicieron fue separar a los hermanos. Sabían que juntos podían defenderse, pero separados eran vulnerables», enfatizó.
“Primero separaron a los hermanos. A Ángel Lastra lo neutralizaron Juan Nicolás Marín y Brandon Pizarro, y Alexander Velázquez le clavó un cuchillo en el pómulo para impedir que ayudara a su hermano. Alexis ya estaba siendo ejecutado”, describió.
En el mismo sentido, subrayó que la violencia no cesó: «A partir de ese momento Zabala no tuvo ninguna posibilidad de defenderse. Estaba en el suelo, indefenso y a merced y ellos no tuvieron piedad».
Por su lado, Estopiñán, detalló otra secuencia de la agresión: “Alexis recibió un piedrazo en la cabeza desde atrás que lo dejó inconsciente. Brayan Aitor Funes lo pateó reiteradamente. Rodrigo Garro y Brayan lo pisaron y golpearon con tal violencia que, según un testigo, saltaba sangre del rostro. Brandon Pizarro, de gran contextura física, lo pateaba con tal fuerza que levantaba el cuerpo de Alexis del suelo”.
Y añadió: “Tania Ávila lo golpeó con una botella en la cabeza, lo que —según la forense Patricia Gallardo— fue compatible con las fracturas craneanas detectadas. Lautaro Velázquez y Jorge Garro se sumaron hacia el final”.
Seguidamente recordó que los acusados apedrearon la ambulancia cuando llegó al lugar, para retrasar la asistencia médica. Por ello, calificó el hecho como homicidio doblemente calificado por alevosía y concurso premeditado de dos o más personas.
“La alevosía se configura porque los ataques finales ocurrieron cuando Alexis estaba en el piso, inconsciente e indefenso. Y la premeditación surge de la convergencia de voluntades: se distribuyeron roles y actuaron con un propósito común”, explicó Assat.
Y agregó: “Alexis tenía una hija y un futuro. Actuaron como una jauría. No pedimos condenas ejemplares, pedimos justicia para Alexis, para su familia y para una sociedad que no puede tolerar este nivel de violencia”.
“Hubo un plan común: matar a Alexis”
Calderón Salomón, en su turno de los alegatos finales, se encolumnó con la teoría del caso de la Fiscalía, aunque profundizó en el pedido de pena.
En el repaso de cómo llegó la causa al debate oral, señaló que no fue nada fácil reunir los testimonios “por amenazas permanentes que sufrieron los testigos”.
Indicó que el juicio no podía estar abstraído de la “realidad de la gente” ya que las personas “deben regresar a los barrios” y que “el contexto de intimidación pudo influir”.
Sostuvo que la reconstrucción del ministerio Público fiscal logró conectar cada instancia del trágico desenlace, mientras que la defensa pretendió “sacar a los acusados del sitio donde ocurrió el hecho”.
Se respaldó en diferentes informes periciales como el de Carina Bernal que mostró la secuencia temporal y en el resultado de la autopsia desarrollada por Gallardo.
En su exposición también trazó un paralelismo con el resonante caso nacional, el ataque y crimen de Báez Sosa, asesinado por una patota en Villa Gessell en el año 2020.
“En aquella causa se demostró un plan común y una autoría funcional. Acá igual. El plan común es la inmediatez que se requirió para llevarlo adelante. Hubo un conocimiento previo de cada uno de los imputados”, dijo.
Mencionó las 12 lesiones, entre ellas las más graves como el golpe que sufrió Zabala en la cabeza con una piedra: “De punta a punta hay golpes, no hay un espacio sin lesión”.
Puntualizó sobre el “síndrome de anestesia” que utilizó Gallardo para describir uno de los aspectos. “Cada golpe debilitó su resistencia física. El 90% de los testigos afirmaron que el piedrazo lo terminó de derribar. En el piso no hubo resistencia alguna, no se pudo cubrir para protegerse. Fue indefensión absoluta”.
Así, detalló que, si bien “todos lo golpearon”, cada uno “tuvo su rol”. Agregó el episodio del arribo de la ambulancia: “Está demostrado el dolo. Buscaron impedir que la ambulancia llegara al lugar. Le arrojaron piedras por ejemplo”:
“Ellos crearon una situación de vulneración”, dijo.
Por último, subrayó el dolor de la familia, se detuvo en la hija de Zabala que “crecerá sin un padre” y comentó que “destruyeron para siempre sus vidas”.
“Lo que era una noche de Navidad pasó a ser Halloween. La familia solo quiere justicia”, concluyó.
Las postura de las defensas
Si bien los imputados contaron con la representación oficial y particular de diferentes abogados, todos coincidieron en que debían ser absueltos. La “falta de prueba” y la “carencia de enlazar los roles” del asesinato fue denominador común.
Héctor Zavala, abogado de Rodrigo Valentín Garro, Brayan Aitor Funes y Jorge Martín Garro, negó que hubieran intervenido en la golpiza. “No determinan qué hicieron cada uno”, indicó y cuestionó que “no se respetó el principio de objetividad”.
Sostuvo que Jorge Garro “estaba durmiendo” y que los otros dos “se encontraban en sus domicilios festejando Navidad” y producto de los ruidos, salieron para ver qué sucedía.
Habló de que la Fiscalía presentó “testigos peinados” y que la familia “lamentablemente no tendrá justicia porque no está determinado quién mató a Alexis”.
Finalmente pidió la absolución de sus defendidos.
El defensor oficial, José Luis Guiñazú requirió la absolución de Alexander Velázquez o ante una condena, que sea por homicidio simple. Dijo que la Fiscalía “mintió” y que “no se logró identificar el rostro de nadie”.
Y se detuvo sobre un dato clave. Que, pese a los intentos, no se localizó a la familia Aballay, testigos importantes en la causa.
Mientras, Cristóbal Ibáñez y Nedo Gómez solicitaron también la absolución para Rodrigo Martín Funes o una condena por homicidio en ocasión de riña.
Ibáñez aseguró que “hubo una pelea” y que “solo se contó una parte” de la historia porque “se omitió que hubo otro apuñalado” en los hechos. Por su parte, Gómez señaló que “nunca hubo un ataque”.
Adriana Gargiulo pidió para Tania Ávila y Juan Nicolás Marín la absolución porque “no fueron partícipes”: “Tania no los conocía a Alexis Zabala y su familia, Marín solo de cara”.
“Es muy amplio decir ‘todos le pegaban’. No significa nada, no hay rol designado. Falleció una persona, pero no pudieron determinar su participación. No se perforó la duda razonable”, completó.
Le siguió Soledad Poma De Otaegui, que también requirió la absolución, en este caso de Lautaro Velázquez. Se fundamentó en que “no participó en el hecho”.
“No hubo un testigo que lo divisara. No se puede condenar por rumores. No se puede detener a alguien por estar en inmediaciones”, manifestó.
Federico Farías, defensor de Brandon Pizarro, fue el último en exponer. Pidió la absolución o una condena por homicidio en ocasión de riña.
Acompañado de imágenes proyectadas, dijo que “no hay fundamento sólido para una condena” y negó cualquier plan criminal.
Reconoció que su cliente participó en una pelea inicial con Ángel Lastra, pero aseguró que “luego se fue” y que “no tuvo ninguna participación en la golpiza” que provocó la muerte de Zabala.
Los condenados